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2014
del 29 de marzo al 04 de mayo Vidéo 1 : A Lima en familia : Ver la video Vidéo 2 : A Lima con Marco y Anne-Prune - La ruta hasta Pucallpa : Ver la video |
¿Qué hubiera sido de la América Latina sin la Colonización Española?
Más que encontrar una respuesta inconsistente, se trata de darle vuelcos a la imaginación en nuestra andanza por este Continente.
Perú es nuestro cuarto país en esta vastedad de Pueblos, Culturas y Civilizaciones que es la América Latina; un Mundo que se descubre con un sólo idioma: el español.
Pasadas las primeras cuatro fronteras, la experiencia del encuentro comienza a tornarse asombrosa.
De los Españoles, que cada quien piense lo que lo que le acomode, pero la unificación de todo un Continente a través de un solo idioma, es prodigio a nuestros ojos.
Más que nunca, los intercambios entre Europa y América son intensos y la suerte ha querido incluir también a nuestra familia.
Así nos permitirá aprovechar de la estancia profesional de Marco y Anne-Prune y de la estadía familiar de Iris y Jean-Yves, con quienes descubriremos las maravillas de Lima.
Estamos a finales de Marzo. Adiós al frio, a la pesadez muscular y a la sensación de opresión en las alturas Bolivianas.
Abril será para nosotros un mes de “recobro”, una recarga completa para nuestras usadas pilas, ya que estaremos a la orilla del mar y en excelente compañía. Además, instalados en la misma residencia que nuestros chicos, podremos compartir al máximo nuestro tiempo y conocer también a todos sus amigos y colegas de trabajo. Entre jóvenes te veas, joven te sientas.
Las fachadas y los aires coloniales del Centro Histórico son como pasillos habitados aun por aquel lejano pasado.
Esa mezcla de colores y contraste de materiales rozan a veces con la exuberancia de la gran época: balcones de madera sobre muros de colores o en piedra, fierro forjado sobre madera, muros enteramente recubiertos de mosaicos y azulejos, rejas y cornisas revestidas de finos dorados…
Basta con atravesar algunas puertas para impregnarse de los momentos y de los personajes más apasionantes de la historia.
La ciudad nos abre todas sus puertas. Muchas veces, incluso, sin tener que desembolsar un sólo céntimo.
El Oro Inca, riqueza y perdición de esta Civilización, constituye aun, junto con todos los sitios arqueológicos, el tesoro más preciado.
Mascaras, vestidos, joyas, accesorios, armas y todos los objetos decorativos imaginables, auténticos y falsos, ornan y recubren con destellos la identidad peruana.
Pero a medida que uno se aleja del centro de la ciudad, lo esplendoroso de los destellos se atenúa, se extingue, perece.
La brecha entre los “herederos” de este Oro y los que llegaron después de la distribución se ha vuelto extrema. La resultante hace imposible la seguridad en la ciudad. Es imposible ir por cualquier parte sin arriesgar su vida o, en el mejor de los casos, sus pertenencias.
Pero el oro no es la única diferencia entre las dos batientes de la brecha. Miraflores, nuestro barrio, es uno de los más seguros (y, lógicamente, uno de los más caros).
“Aquí, el agua chorrea de todos los grifos, a lo largo del día”, nos cuenta David, nuestro conserje y amigo, por darnos un ejemplo. Pero, en la mayoría de los barrios limeños, la gente tiene que conformarse con dos o tres horas de agua por día. Incluso en algunos lugares, hay que hacer fila durante horas, con balde en mano, detrás de un camión. ¿Cómo imaginar que la población mayoritaria se pueda conformar?
¡El oro, el agua y cuantas cosas más!
Se necesita tiempo para ir, en bus, de Miraflores al centro de la ciudad pero, sobre todo, se necesita mucha, mucha precaución durante el trayecto. El número de accidentes automovilísticos en Lima es uno de los más elevados del Continente, por no decir del Mundo.
Pero ¿cómo podría ser esto de otra manera en una capital tan enorme, sin línea de metro, con una densidad impresionante de vehículos y de conductores apresurados (sobre todo de autobuses urbanos), presionados e irresponsables al exceso?
El trote es largo y grotesco; en cada calle, como los “inditos”, hay que mirar para todos lados antes de atravesar. Tal vez, la carrera motorizada es la contaminación universal de todas las capitales del mundo, pero en Lima, la carrera inconsciente se ha trasformado en gangrena.
Raras fueron las veces que sacamos nuestras bicicletas para pasear y cuando lo hicimos, regresamos asqueados de contrariedad.
Único día de la semana en que algunas calles y bulevares de la ciudad se vuelven exclusivos para peatones, ciclistas y otros chirimbolos sobre ruedas, no motorizados.
Es entonces, cuando la élite deportiva limeña aprovecha para moverse a su aire y los habitantes de los alrededores se jactan de respirar.
Aunque sólo sea por unas horas.
Entre semana, a los limeños les gusta venir a pasearse a la orilla del mar, en Miraflores; uno de los paseos más vastos y diversificados de Lima.
Desde nuestro alojamiento, en sólo cinco minutos podemos llegar hasta el malecón para admirar el vaivén de los valientes surfistas. Porque hay que ser valiente, surfista – o loco – para osar bañarse en las olas de Lima. Todos juntos, nos evocan los leones marinos chilenos. Desde el malecón, en lo alto del barranco, son todo un espectáculo.
Muchas tardes, con Marco y Anne-Prune, recorrimos este paseo que también lleva al Parque del Amor, o viramos hacia el parque Kennedy para ir a tomar un helado, compartir un ceviche (o cebiche, como cada quien prefiera), o simplemente para caminar y saborear los conciertos al son de “cajones”, los aires de los tangos y los animados bailadores.
Una de las ventajas de llegar con su familia a un lugar, es que la cultura local, se aprende dos veces más rápido que cuando uno visita solo.
Con Iris y Jean, descubrimos el centro histórico, el museo del Banco Central de Reserva, el museo de la gastronomía peruana, el Parque de Leyendas, el Mercado Magdalena y hemos comido uno de los mejores ceviches de Lima.
Luego de su viaje, Marco y Anne-Prune tomaron el relevo y durante tres semanas ellos fueron quienes organizaron toda nuestra estancia: las visitas a los diversos monumentos, el circuito mágico del agua, el museo del Oro, nuestras escapadas a los mercados, las degustaciones locales, la expedición al sitio arqueológico de Pachacamac y hasta una velada de cine en español y una de boliche como despedida.
Mil Gracias a los cuatro y gracias también a Vicente, David, Gerardo, Eliana, Monica, Karol, Alice y todos sus amigos que con tanto calor nos acogieron (y rejuvenecieron).
Tienen una capital y alrededores encantadores, llenos de vida y de historia, de rica gastronomía y las más diversificadas riquezas naturales y culturales, pero lo que más perdurara para nosotros serán los momentos que pasamos con Todos Ustedes.
Demasiado pronto abril tocó fin. Nuestras bicis y maletas, medio vacías, se quedaran en Lima esperando nuestro regreso en casa de Iris y Jean-Yves.
Para nosotros, es tiempo de preparar nuestra nueva expedición: atravesar Brasil por el Amazonas, con una mochila como único equipaje….
Hace más de un mes que salimos de Lima y sólo tres días que nuestro periplo amazónico llegó a término. Estamos encantadísimos, fascinados con esta extraordinaria experiencia y esperamos pronto poderla compartir.
Estamos en Belém, justo al sur del delta del Amazonas. Una ciudad muy grande pero bastante agradable a pesar del ambiente pre-Mundial.
En dos días tomaremos de nuevo un barco, pero sólo para hacer un corto trayecto (24 horas) que nos llevará a Macapá, también a la orilla del amazonas. Desde ahí, por tierra, pensamos llegar a la Guyana y luego dar un salto hacia las Antillas, antes de volar a Francia (probablemente para el mes de septiembre).
Nuestro viaje a través de América, sólo acaba de comenzar.
Suerte para todos y mucho ánimo en todos sus proyectos.
Gema y Jean-François
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